Feliz cumpleaños mama,
Hoy te escribo porque hay dentro de mí un gran dolor y este es el último recurso para que de una vez por todas repares en que quiero que recibas un mensaje.
El día que me independicé. En ese día está la clave: el vuelco que ha dado nuestra relación. Creo que nunca aceptaste que es ley de vida que los hijos abandonan el nido para empezar a volar por sí solos. Tampoco asumiste que me marchaba para no volver y que yo lo tenía claro, clarísimo. Aún así, no he tenido noticias ni he notado que me echaras de menos o que pasaras algún duelo por mi marcha. Lo más terrible ha sido descubrir que para mí fue más fácil de lo esperado: estaba más relajada, más tranquila y menos preocupada. Eso me dio qué pensar. Deduje que la ilusión por mi nueva vida me resguardaba de las preocupaciones. No pensé que algún día sintieras que yo te había abandonado.
Quedé embarazada y nosotros estábamos felices. Esperaba que un primer nieto lograría que vieras más allá de tus narices, pero sigues muy acomodada en tus desgracias. Apenas podía imaginarme lo que significaba ser madre: ese amor incondicional y sin premeditación. El nacimiento de mi hija provocó que os juzgara a ti y al papa. Creo que en el momento que eres madre surge en ti esa sensación; sobretodo te pones en la piel de tu madre y como resultado puedes empezar a comprenderla o a no comprenderla. Yo comprendí muchas cosas y deje de comprender otras tantas. Sí, me puse en tu lugar desde la separación y llegué a la conclusión de que yo no hubiera permitido que mi hija pasara por lo que yo pasé, mama. Como hija te lo dí todo porque así lo sentía, pero como madre lucharé para que Alicia no viva situaciones que no debe vivir. Eso de que no tenías más remedio no me lo acabo de creer. Sí que tenías más salidas, lo que no aprovechaste algunas oportunidades tú sabrás por qué. Hoy esas decisiones tuyas tienen consecuencias en mí.
También he notado tus celos por mi relación con mi suegra. No me cansaré de decirte que mi madre eres tú y no hay nadie en el mundo que te sustituya, pero no eres a la única que puedo querer y de ti todavía no recuerdo un te quiero salir de tu boca.
Otra cosa es que he tenido que buscar respuesta a las preguntas que tú no querías contestar y he sabido cosas. Me has ocultado y engañado, me siento manipulada y no creo que esa debiera de ser la recompensa de mi apoyo incondicional. Me has fallado.
Quizá ahora ya no quiera explicaciones. Quizá ahora sólo quiera tener una madre que siempre he sentido lejos. A mí no me gustaría perderme ni un solo detalle de la vida de mi hija, ni ser una desconocida para ella. No quiero regodearme en el pasado. Me apetece más un cambio de actitud sincero y duradero.
Te acepto como eres, pero tú también debes de aceptarme, a mí y a los míos, y poner un poco de tu parte. Date cuenta de que ya no vengo sola: ahora somos tres.
Quiero a Andrés. Me ha hecho libre y alegre. Para él soy especial: me respeta y me acepta. Y siento reconocerlo, pero me conoce mejor que mi madre, con solo mirarnos ya sabemos lo que piensa el otro. Además es un padre excelente, ni siquiera él se lo esperaba.
Y si estas son las sensaciones con Andrés, las que Alicia me hace sentir son aún más únicas. Si realmente supieras cómo es lamentarías no pasar más tiempo con ella. Ella sí que es mi todo. Ahora entiendo el significado de dar la vida por ella. Lo mejor de todo es que sé que me quiere de una manera incondicional. Lo sé porque es como yo quiero a mis padres y saber que ella me quiere de esa forma hace que me esfuerce en no fallarle nunca. Mi hija jamás quedará en un segundo plano e intentaré que jamás tenga esa sensación.
Juntos hemos formado esta familia: unida y libre. Nunca sabes lo que el futuro te preparará, por ello es que en el presente debes de hacer las cosas como creas que las debes de hacer.
Vivo feliz con los míos porque aún en los malos momentos hemos sabido sacar una carcajada y hemos podido seguir para delante sabiendo que estamos unidos. Ese es el espíritu que con vosotros no he vivido y que creo que siempre ha estado dentro de mí. Fíjate que los tres somos diferentes y que cada uno tiene distintas necesidades, pero ninguna de esas diferencias se antepone a lo que mi corazón me dicta: yo los necesito a los dos y noto que ellos también me reclaman. Y es que los tres juntos estamos muy a gusto, así es que aprovecharé y cuidaré esto que tengo hoy para que me dure siempre. Si algún día esto se acaba por lo menos sentiré que he luchado por ser feliz y lo he sido.
Esta carta es para ti, mama, porque nunca antes me dí cuenta de lo mucho que te quiero y te necesito. Su lectura te habrá resultado difícil, también lo ha sido escribirla. No sé qué conseguiré, espero que no nos aleje más de lo que ya estamos. Quizá este sea un acto egoísta, pero no quiero dejar de existir sin haber aclarado contigo lo que me inquieta. Por lo menos quiero que lo sepas. No te pido nada a cambio.
Este es el regalo de cumpleaños más especial que jamás podré darte. Y es el más especial porque TE QUIERO.
Sonia.