Descubrir, experimentar y aprender: Felicidad por valorar lo bueno que nos da un día normal.
- Ven. Te voy a enseñar algo.
Se dirigen a la habitación y de un estrecho armario saca una maleta blanquecina, algo pesada, con una forma extraña.
- ¿Eso que es, mami?
- Ya verás... A ver si puedo abrirla.
Aprieta las palancas y finalmente... ¡tachááán! Se abre.
- Una máquina de escribir. Era de tu yayo.
- ¡Ala!
Ha sustituído un ratito de ordenador por pasar un buen rato descubriendo cómo funciona una Olivetti de las antiguas, y de las buenas.
Todavía quedaba algo de tinta, negra y roja.
Ha aprendido a regular los márgenes, a alinear la hoja, a hacer correr el carro, y hasta ha comprobado que para pulsar las teclas ha de desayunar muuuucho Cola Cao.
"Mama te quiero", ha logrado escribir. Eso y mucho más que quedará entre ellas, la máquina y esa hoja que ya no tiene precio.
- Ya es tarde. Vamos a guardarla.
Saltando como las locas en la cama. Riendo a carcajadas y diciendo: "¡Qué guay! ¡Hoy es el día más feliz de mi vida!"