miércoles, 18 de febrero de 2009

Conducir


Y por último:

Me encanta conducir. Es mi momento. Me gusta esa sensación de evasión que me provoca. Cuando conduzco es cuando consigo el nivel máximo de concentración que jamás he logrado. Tan solo estoy para conducir. Siento cualquier ruido o vibración del coche. Lo siento como si fuera una prolongación más de mi cuerpo. No me gusta que nada me distraiga de la carretera y es por eso que me pone nerviosa el no tener planeada de antemano la ruta que he de seguir cuando voy a un sitio nuevo, aunque ese es un obstáculo que voy superando con los años y la experiencia.

Ya son cerca de catorce años. Casi nada. Y me parece que fue ayer. Voy a confesar que la teórica me costó subir tres veces a examen, la práctica la saqué a la sexta y por aquel entonces me gasté trescientas cincuenta mil pesetas. Sí, ¡una barbaridad! Lo de la teórica puedo aceptarlo, pero lo de la práctica me dio mucha rabia: aprobé un uno de septiembre cometiendo unos cuantos errores que no eran merecedores de aprobar, sin embargo sigo opinando que el carnet era mío desde el segundo examen. Reconozco que por aquel entonces contaba con diecinueve años y tenía una época en la que tenía un cacao mental que me impedía pensar con mucha claridad, aunque la sensatez y la prudencia no me han abandonado jamás.

Pese a todo esto hoy me considero una buena conductora y con los años he adquirido no sólo experiencia y capacidad de reacción, también he moderado mi conducción y soy más respetuosa con las normas. Supongo que la edad y el ser madre también pueden influir en esa evolución. Tengo el orgullo de decir que no he sufrido ningún percance de importancia con el coche y espero que siempre siga así, aunque la suerte también juega un papel muy importante, ya que por la carretera conducimos muchos.

Lo que mejor recuerdo es la sensación que tuve el primer día que me monté en el asiento del conductor, puse el coche en marcha y éste comenzó a moverse. ¡Estaba conduciendo yo! El coche se movía porque yo lo conducía. ¡Qué pasada! A partir de ahí comenzó una historia de amor entre el mundo del automóvil y yo.
Coincidencia o no, mi pareja es un apasionado del motor (lo conocí meses después de obtener el carnet y tener mi propio coche) y él también disfruta conduciendo. La diferencia entre nosotros es que él es mucho más metódico con su coche que yo, y que él nació para conducir. Su sueño es haber sido piloto, o como poco mecánico de coches de carrera.
Me he aficionado a la Fórmula 1 y disfruto conduciendo karts. Pero la velocidad la dejo en los circuitos, las carreras de la tele y para los coches de RC.

Así que ánimo si estás preparándote para unirte al club. No desistas por mucho que te cueste. Y si empiezas no lo dejes hasta haber cumplido el objetivo.

6 comentarios:

tino dijo...

Querida Peggy es muy bello todo lo que dices, (Casi se me saltan las lágrimas de emoción), pero no olvides alertar a los neófitos del volante sobre los peligros que les acechan, por enumerar alguno... los salteadores de cuentas corrientes con sus radares, los descendientes de Torquemada que si te pillan después de una comida dicen que has dado positivo y no solo no tendrás para saciar su sed de pasta sinó que encima les quitarán puntitos para que se tengan que volver a sacar el carnet y un largo etc. etc. etc.
Yo viví una época en la que la conducción era divina, te lo pasabas pipa ibas a todas partes y disfrutabas como un cerdo en un charco. Hoy te confieso que en cuanto pueda me deshago de ese trasto maléfico. O eso o cambio mi forma de vida y mi gastronomía.
Mi deseo cada vez mas es poderles decir... Meteros los coches en lo cojones y no hos acordeis de mi para nada. Desgraciadamente está montado de una manera que se que me costará mucho, no hay mas que ver como funciona el transporte público por ejemplo.

Un besico a la pitufa.

Peggy dijo...

Hola Tino. Intento quedarme con lo bueno que la conducción me aporta. También me engorran los atascos, los aparcamientos, las multas, los descerebrados y las averías.
Procuro hacer un buen uso del coche y lo utilizo para lo estrictamente necesario. Considero que si todos hicieramos lo mismo el sector del automóvil hace tiempo que estaría en crisis. Me gusta caminar al igual que conducir.
El hecho es que conducir me relaja y lo considero parte de mi espacio propio.
Besos para vosotros también.

Marta Parreño dijo...

Uf! Odio conducir, me pone de los nervios. Tengo el carnet porque "es algo que hay que tener". Vaya malgasto de dinero. En cuanto a Tino ¿Que no sabes que mientras tú intentas quedarte con lo bueno de las cosas él se empeña en rebuscar en la basura? Le encanta.

tino dijo...

Si si MARTA, pero ahora dime que no tengo mas razón que un santo anda Fositivaaaaa atrévete cobaaalde.

Elena dijo...

Pues yo estoy en ello, y si tengo que ser franca, no me apasiona. Y lo estoy sacando por eso de que "hay que tenerlo", lo que no sabía era que había que tenerlo a un precio tan elevado. Espero no acabar como Marta, pero creo objetivamente que no sirvo para conducir porque me fijo más en los demás que en mí misma y porque si por mí fuera, iría a 20 por hora todo el tiempo. Mi profe de prácticas me dice que cuando haya una caravana no me tengo que preocupar, porque yo seré siempre la primera de la fila. Espero sacarlo pronto, espero que no me toque un examinador que tenga mala baba, espero no necesitar muchas prácticas más y espero que una vez lo consiga, no críe moho en mi cartera.

Peggy dijo...

Mucha suerte Diciembre y ánimo. Entiendo eso de que uno se saca el carnet porque "hay que tenerlo" y entiendo que a mucha gente no le guste eso de conducir. Tengo varios amigos y amigas que sólo cogen el coche para lo estrictamente necesario.