viernes, 19 de noviembre de 2010

AQUELLA MUJERCITA

Una luz ilumina su cara.

Son unos ojos tan expresivos... Tan ansiosos de aprender, de conocer, de absorver todo lo que le rodea.
Y esa naricilla. ¿pero ya entra y sale aire por ahí?
Mi boquita risueña. ¿Y esos morritos? Con su piquito y esas muecas tan suyas. ¡Qué graciosa está!
Los dientes. Perlitas ordenaditas y bien pequeñitas. Creo que tardará en mudar los de leche.
¡Y qué bien hechas las orejas! Eso sí, sin pendientes. No tardaremos en ponérselos, ya los pide.
Los mofletes. ¡Uyyyy! Qué me los como. Tan suave es su piel y tan delicadita a la vez.

Irradia frescura, alegría, es pura vida.

La luz sale de sus cabellos, de sus ojos, de sus carcajadas, incluso de sus cabreos.
Chiquitita, sí, pero déjala ir. Puede con dos y con tres. Te agota y ella sin parar.
Me la miro y me la remiro cuando me explica sus cosas. Y la escucho y me contagia su alegría, también sus preocupaciones. Cómo se hacen entender cuando se lo proponen. Me tiene enamorada.
Todo es juego, puro juego. Y su risa, su sonrisa, su expresión risueña cuando se le cierran los ojillos y se queda floja, yo me quedo floja.

Tenemos una estrella, un ángel travieso y alegre, feliz de la vida.

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