HUMO EN LA CHIMENEA

Hoy ha tocado la revisión de los seis años. Todo ok.

Camino del ambulatorio hemos pasado por una calle donde había una casa con una chimenea, y de esa chimenea ¡¿salía humo?!.
Si viérais qué cara de alucine ha puesto la cría. Ha 'flipao' en colores.
Mira que me lo imaginaba. Lo he visto y le he dicho: "- Elena, mira esa chimenea". Y ella: "- ¡Uala! si sale humo".

Me he permitido el lujo de meterme en su mente por un instante, seguro que ha pensado: "como en los dibujos que hago en clase o como las chimeneas de las pelis, los dibujos y los cuentos".
Si es que los avances de la vida son, en su mayoría, buenos, pero hay tantas cosas que luego se quedan atrás... Ella jamás había visto salir humo de una chimenea y le ha ilusionado mucho verlo. Su yaya Vicky tiene chimenea y la ha encendido como mucho un par de veces desde que ella nació, pero jamás había visto el humo salir a la calle.

Es curioso como te das cuenta del cambio generacional en las cosas que crees tan sencillas y cotidianas. Para ella era algo irreal hasta esta mañana que lo ha podido comprobar, que sí, que el humo sale de las chimeneas. A otros críos les impacta saber que el pollo que se comen sale de las granjas y no del mercado o el super.

En parte es triste que no nos demos cuenta que les estamos arrebatando cosas que siempre han sido tan esenciales. Es en estas cosas en las que valoro que desde que empiezan guardería o preescolar, les intenten inculcar que las naranjas las da un árbol, el agua proviene de los ríos y la lluvia o que si se enciende la leña en la chimenea el humo sale de verdad hacía la calle. En casa se dan por hecho demasiadas cosas y hemos de acordarnos que empiezan de cero y que todo está por descubrir.

P.D.: Este año le pediremos a la yaya que encienda la chimenea, serán las últimas Navidades en la casa y habrá que hacer una pequeña despedida.